martes, 1 de octubre de 2019

La flor de El Principito

Ya no está en edad de reafirmarse,
algo que, por otra parte,
no depende de los inviernos cumplidos.
Aunque no lo diga en voz alta,
por miedo a que se desvanezca el hechizo,
él es, desde hace mucho tiempo,
alguien seguro de sí mismo.

Sabe exactamente lo que es capaz de dar,
y sabe lo que quiere.
Camina entre arrugas,
cerveza y camisas remangadas.

Parece enredarse en la meticulosa elección
de una pomposa prosa con tiro certero,
y una vez deshojado,
de su tallo no deja de brotar
una incesante savia cristalina
que nutre a lxs peregrinxs del desierto.


sábado, 28 de septiembre de 2019

Recuerdos

Con mirada de niña me dijo que quería que
le pintase las uñas del mismo color que las mías.
La niñez le asoma por sus ojos, vestidos de inocencia.
Nunca fuimos tan inocentes ni seremos tan fuertes como ella.


Se pasa los días entre recuerdos curados,
quizá para las noches reserve los recuerdos en carne viva.
Caras, colores, mares e historias que no merece perder.
Tesoros que nos dan sentido y nos enseñan a vivir.

Tú sabes mejor que yo que es ahora cuando aflora la esperanza,
y mis recuerdos me dicen que tú sabrás ser el Sol de cada verano.

lunes, 3 de junio de 2019

Cambio de piel


Recuerdo aquella tarde en el paraíso,
estaba ahí vestido con unas gafas de sol
y en su mano, una ramita de hierbabuena.
Sabía que ése sería uno de los recuerdos
que me acompañaría durante mi vida.

Rozando lo poético
y sobrepasando lo simbólico,
le miraba cantar y le oía sonreír.
Del caos nace su belleza,
y de sus negros ojos
mi ruptura con el mundo.

No sé si fue esa noche en la que empezó todo,
ni si él fue la llave para abrir una puerta
que estaba oculta por las tinieblas de la rutina,
lo que sí sé es que al evaporarse,
como lo hacían nuestras gotas de sudor
con el vaivén de las cortinas,
derramó parte de su esencia en mi piel.

Yo, que con los meses había perdido la esperanza
de volvernos a encontrar,
me sorprendo sintiéndole
en cada uno de mis cambios de piel,
como si fuese la tinta de un tatuaje
que nunca acaba de secar.

domingo, 17 de febrero de 2019

Simulando anarquía

Abanderado sin banderas,
crítico sin criterio,
científico sin probeta.

Abanderas la integridad,
y nunca has llegado a estar completo.
La ira te hace saltar de la trinchera,
cargado de balas y sin escudo,
pues sabes que tú mismo eres el único
que puede hacerte daño, y nunca lo harás.

Juegas simulando anarquía
mientras editas las normas
de tu propia religión,
endiosada a tu favor.
Principios que repites
como mantras escupidos
con la bilis de la razón.

Criterio supremo,
inflexible desatino,
que se hunde en el fango de tu ego,
que todo lo cubre y todo lo oxida.

La certeza se te escapó
y crees tenerla presa,
probando en ella tus teorías,
testando sobre lo que no existe,
entre laberintos de miedo y decepción.

Tan vanidosamente alejado
de los placeres mundanos
y tan omnipresente,
mendigando atención menospreciada,
y un arco iris sin color.


martes, 29 de enero de 2019

Querida transición


Tiempo de cambios:
Hablamos de emprender caminos
y cerrar etapas,
olvidándonos de lo que ocurre
entre aquellos inicios y estos finales.

Qué injustos somos con las transiciones,
que tanto nos enseñan y sedimentan,
que nos permiten escarbar y destruir,
imaginar y cumplir.
Transiciones que llegan antes que los finales
y que cualquier principio,
mudándonos la piel,
y ayudándonos a conservar el alma.

Una transición es un matiz de esos
que hay quien se atreve a obviar,
haciendo suyo el "conmigo o contra mí";
una transición es dudar,
temer y suspirar; es sonreír y avanzar.

En las transiciones parecemos perdidos,
pero en realidad, nos encontramos a nosotros mismos
intentando incorporar a nuestro ser lo que dejamos atrás.
Tonalidades que enriquecen una escala de colores
nacida en blanco y negro; ahora, infinita.

El verde de aquella pared y el azul de sus ojos
se abren paso entre el ocre de aquel salón
y el lila de las calles, para dar luz al mar en el que
se apagará mi transición, que volverá,
no sé cuando, con una vela entre sus branquias.

                                                                                    *la mirada es de J.C.

viernes, 25 de enero de 2019

Corazones a la deriva

Te sale quererle a él, y no finges.
Igual que cada noche esperas a que ella llegue,
con la cena enfriándose sobre la mesa,
porque cuando la ves cruzar el umbral de la puerta,
tú ya solo piensas en el postre.

Sientes que a él nunca le podrás dejar,
está tan grabado en tu piel,
que no es solo un tatuaje más.

Y luego está ella, que, 
aunque no buscaba cruzarse con tu mirada,
terminó por fusionar vuestros océanos.
A partir de ahí te hiciste marinera,
sin confesar lo que a todas luces era evidente,
y que a ella, sin que tú lo supieras, no le importó.

Cada noche llegaba tarde a casa para que a él
le diese tiempo de decirte cuánto te echaba de menos,
tú sonrieses, y tachases un día más 
de aquel calendario que os separaba.

.
Y así transcurrían las noches: entre cenas frías,
teléfonos ardientes y corazones a la deriva.

                                                                              *la mirada es de P.G.