Abanderado sin banderas,
crítico sin criterio,
científico sin probeta.
Abanderas la integridad,
y nunca has llegado a estar completo.
La ira te hace saltar de la trinchera,
cargado de balas y sin escudo,
pues sabes que tú mismo eres el único
que puede hacerte daño, y nunca lo harás.
Juegas simulando anarquía
mientras editas las normas
de tu propia religión,
endiosada a tu favor.
Principios que repites
como mantras escupidos
con la bilis de la razón.
Criterio supremo,
inflexible desatino,
que se hunde en el fango de tu ego,
que todo lo cubre y todo lo oxida.
La certeza se te escapó
y crees tenerla presa,
probando en ella tus teorías,
testando sobre lo que no existe,
entre laberintos de miedo y decepción.
Tan vanidosamente alejado
de los placeres mundanos
y tan omnipresente,
mendigando atención menospreciada,
y un arco iris sin color.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.