Nos turnábamos tu mano para que no te sintieras solo,
para no sentirnos solos.
Hombre sencillo de los de antes,
que marcó mi carácter y destino.
Gran pérdida que ensombreció parte de mi alma,
que antaño brillaba solo con estar a su lado.
Era una de esas conexiones inexplicables,
que al recordarlas hace que duela el corazón,
y enciende una herida que nunca cicatrizará.
Quiero pensar que sigues conmigo, que estás en mí.
Y es tu sangre,
a modo de lazos que aprietan,
la que acelera mi corazón cuando te lloro
porque no sabe cómo abrazarme desde tan lejos.
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