Me desordenas. Me revuelves. Descolocas.
Explotas dentro de mí cientos de canicas
que chocan, se rompen y fusionan.
Te observo con la mente en negro
y letras blancas.
Me apagas. Me cuestiono. Revivo.
Escapas de los bombardeos buscando
mi lucidez, que se tambalea.
Me vacías. Me lleno. Te siento.
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