lunes, 24 de septiembre de 2018

Aquel verano


El último día de aquel verano terminé de leer el libro de Marta.
El libro de las mil historias y sentimientos que viajó conmigo.
El verano de Cádiz.
El verano de la nada al todo y del todo a la nada,
de lo efímero de la vida,
de los cuerpos sin vida y de la vida a raudales.

El verano en el que descubrí que un atardecer puede hacerte sonreír,
y el eco de tus propios pasos, derrumbarte.
El verano de la libertad reflejada en las aguas de la cala del amor,
de espaldas descubiertas y corazones llenos.

El verano del presente y no más futuros
que empezó esbozando la negrura de su mirada
y que acabó tallado en los ojos de fondo tricolor
en los que se recuerda una noche de agosto,
resguardado bajo las sábanas de la cubierta de un barco pirata.


El verano que tuve que esperar al último día
para conocer un cielo radiante de malvas y añiles luciendo sus mejores galas.

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