y quien quemaría todos los corderos del mundo.
Fuego que relampaguea. Choque. Ratas de ciudad.
Sin miedo a caer, y a la vez protegido por su propio colchón,
deambula por cualquier rincón sin esperar nada, aunque lo busque todo.
Abre puertas que no sabe si podrá cerrar y no le importa.
Realidades que le asaltan y atormentan.
Caos que nace de sus entrañas y vomita en cada acorde.
Dimensión roja y negra que ya no distingue.
Y rebeldía resignada.
Perecedero, incluso más que la vida.
Al otro lado, un corazón encogido mira sus ojos vivos y lunáticos.
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