domingo, 27 de febrero de 2011

Nadie me avisó que sería así

La obra literaria de un escritor suele atravesar diferentes fases; ya sea la de un místico o la de un romántico. Generalmente, los expertos, achacan los viajes por las estaciones temáticas a la edad de los escritores. Me explico: el niño hablará de fantasías, el joven hablará de amor y desamor, el adulto mezclará las dos etapas anteriores y se piensa que cuando un autor va envejeciendo reflexiona con frecuencia sobre la muerte porque la siente cada vez más cerca.

Con el paso del tiempo yo también lo estoy meditando y el motivo no es la vejez. La razón es la misma muerte. Cuando llega el momento en el que ves cómo van desapareciendo las personas que siempre han estado ahí, entonces te das cuenta de que llegará un momento en el que toque despedir a alguien más. De nuevo te encuentras en el Camposanto para ver marchar al siguiente, y de paso, visitar a aquellos que se le adelantaron. Adecentas el lugar y colocas unas flores. Y allí mismo, con las manos mojadas por el agua que gotea de los pétalos, comprendes que no queda nadie a quien decir "Adiós".

Mirarás tus manos y las verás arrugadas. El tiempo ya pasó para ti. El mundo sigue su ritmo y tú no puedes seguirlo, no quieres seguirlo. Todo aquello que te hacía feliz quedó muy atrás. Lo único que permanece eres tú y si en alguna ocasión te hacen dudar o te doblegan a un segundo plano, recuerda que sigues siendo la misma aunque ahora en lugar de dorados, tus cabellos se tornen grisáceos.

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