lunes, 22 de enero de 2018

Silvestre corazón


A las personas libres hay que quererlas libres, entenderlas y sentirlas libres.
Libertad compartida durante toda una vida o en unos días tornados eternos.
Libertad que libera y desafloja cadenas.
Unas cadenas con las que nacemos y,
que con el paso del tiempo ganan centímetros;
en otros corazones, aprietan hasta dejar marca.

Los corazones que poco a poco sienten ceder esas cadenas van ensanchándose,
aunque a veces, sin la sujeción de antaño, se sienten en un limbo agitado, desprotegidos. Los golpes son secos y los saltos inalcanzables.

Silvestre y educado corazón que elige rumbo,
enriqueciendo en su camino el de los demás,
liberando eslabón a eslabón cadenas que oprimen los latidos que faltan por dar.

Corazones acompasados, almas que mariposean.

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