domingo, 16 de octubre de 2016

Página 24

Y te abracé. Dije que te quería. Lloré. Te escupí un "cobarde" y el alma creyó salir al rescate ahogándonos con un "te voy a echar de menos"...

Y me abrazaste. Dijiste que me querías y lloraste. Ya me echabas de menos. Te bebiste mis lágrimas en un beso. En el último. El que nunca olvidaré. Suave en un extremo de la boca, delicado en la otra comisura, justo donde acaba la sal. Tan lento y cuidadoso como se sostiene aquello que está apunto de desvanecerse entre tus manos. Así me dejaste marchar y no dolió menos.