martes, 21 de mayo de 2013

Partícipe de nada

Tenía la sensación de estar pasando de puntillas una vez más. Todo a mi alrededor era fiesta. La ciudad reía y festejaba mientras les observaba por casualidad, a lo lejos podía ver las luces de colores, pero el coche no se detenía. Llegué a insinuarlo, incluso a decir claramente que me gustaría formar parte de aquel alboroto; pero el coche no paró y la espiral de conformismo volvió a aletargarme.

En el fondo, sabía que si fuera yo quien conducía, me hubiera desviado hacia allá, aunque no habría bajado. La soledad me reconforta y me tortura. Suelo pensar que malgasto mi juventud, pero en realidad me soy fiel. No me gusta esta diversión superficial y provocada, no hay felicidad real. Todo está controlado por nosotros mismos o por los demás. Los secretos son vox populi y los detalles, primeros planos. Hay falsos pijos y pijos alternativos. Ignorantes con títulos y títulos escondidos. Tantas categorías... Llevamos etiqueta. Y yo en mi sueño me la quito y vivo en los ochenta de mis padres, los sesenta de mis admirados abuelos o incluso en los felices veinte de Nueva York.

Oh, ¡mierda!



















Vuelta a empezar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.