miércoles, 30 de marzo de 2011

El escondite

La protegería ante todo, me lo pidiera o no. Pero hay ocasiones en las que no se puede, el destino ya decidió su modo de vivir. Desde bien pequeña está predestinada a crecer rodeada de unas condiciones que le hacen daño, que le hacen sufrir día tras día. Ella lo sabe. En el fondo y, a pesar de su corta edad, sabe que su situación no es como la de las demás niñas de su clase. Su entorno no es el más propicio. Y aún así, se enjuga sus lágrimas por la noche, para que nadie la vea llorar. Y aún así defiende a mamá, y aún así desea con todas sus fuerzas que papá esté el año que viene junto a ella el 19 de marzo, ya que éste mes volvió a faltar.

Odio ser testigo de como esa carita de princesa se va tornando en amargura y de como crea una especie de coraza contra la felicidad. Ridiculiza los comportamientos dulces y cariñosos porque lo único que quiere es ser la protagonista de esos mimos. Atenciones que no tuvo y que probablemente no tendrá de las personas que más quiere en su vida.

La conozco. Sé cuál es el momento preciso en el que su corazoncito se encoje a través de su mirada... he visto esa expresión tantas veces reflejada en sus preciosos ojos que me siento impotente de no poder apoyarla. Lo intento, de veras, pero ella no me deja acceder. Hay ocasiones en las que parece que me aproximo, que la cubro con mi manto, que la abrazo y se desahoga, que sonríe y es feliz. Pero el tiempo no da para más. Es imposible estar con ella al cien por cien. No soy su madre y sólo Dios sabe lo que me gustaría serlo. Es entonces cuando mi pequeña se vuelve a esconder y crece de repente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.