jueves, 16 de diciembre de 2010

Emblemática

Las flores del cerezo suelen caer muy pronto. Esto es lo que sucede con la flor de Sakura. Delicada y frágil. Con el viento enseguida cae. Es una pena que dure tan poco, pero de esta manera, se puede disfrutar de su belleza y al tocar suelo en su plenitud, no da tiempo a verla marchitar. No se deja ver débil. El ser humano tiene la capacidad de atribuir significados a otros seres vivos o a determinadas cosas, que van más allá de la pura apariencia física de las mismas. Sakura representa la personalidad del guerrero, es una leyenda y un estilo de vida. Es alegre y parte pronto. Se muestra suave y valiente. Está abocada a ser teñida por el destino y perder su blanca inocencia. 

Esto guarda una estrecha relación con parte del código samurái en Japón. Es más, el emblema de los luchadores era la flor del cerezo. La aspiración de un samurái era morir en su momento de máximo esplendor, en la batalla, y no envejecer y "marchitarse", como tampoco se marchita la flor del cerezo en el árbol. Existen dos variedades de Sakura, una en blanca y otra en un tono rosa pálido. Hay una leyenda japonesa que dice que antes, las flores del cerezo eran sólo de color blanco. 

En la Era mejí, en Japón, era común que se fuera a buscar a las casas a los mejores samuráis que había sin importar lo viejos que fueran. Durante años se mantuvo una guerra que se cobró numerosas vidas. En esta época florecían los árboles de flor de cerezo. No era de extrañar que las mujeres casadas con samuráis se quedaran solas, por lo que se estableció una ley en la que se le prohibía a la mujer casada de un samurái en batalla, que se viera con otro hombre que no fuera de su familia. La ley establecía que cualquier mujer sería libre de casarse o juntarse con amigos si ésta probaba que su esposo había muerto en combate. Curiosamente en registros nunca se encontró ninguna mujer ejecutada por esta ley, y sin embargo se encontraron tantas muertas como samuráis de distintas zonas. Ninguna de estas mujeres fue asesinada, ellas mismas cometían el seppuku (suicidio ritual para evitar la deshonra), y siempre frente a un árbol de flor de cerezo. La sangre que absorbía el cerezo provocó que sus flores se fueran tornando rosadas. Siempre que salía un samurái de su casa, se sembraba un árbol de cerezo en su honor.

1 comentario:

  1. Pensaba que Sakura era Sandra en algún otro idioma escondido en algún recoveco recóndito del mundo.

    nos vemos

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